Por: Rocio del Pilar Escalante Ramos
El 8 de marzo se conmemora el Día internacional de las mujeres, esta fecha nos invita a reflexionar sobre el rol de las mujeres en el cuidado del ambiente, la conservación, el desarrollo sostenible y la igualdad de género.
Las mujeres desde la antigüedad, han asumido un rol importante en el uso de los recursos naturales, ellas son agricultoras, cosechadoras, recolectoras, ganaderas y sobre ellas cae la responsabilidad del cuidado del hogar. Las mujeres son comparadas con la tierra por su capacidad de concebir y, al igual que la tierra, son vistas de manera paternalista, con necesidades de cuidado y al servicio de los hombres. Esto las hace vulnerables, y al igual que el ambiente, contribuye en gran medida a su degradación, impidiendo su libre desarrollo y autonomía.
Las mujeres son las encargadas de recoger agua para cocinar y limpiar, cultivar las tierras, recolectar leña, buscar comida en los ríos o arrecifes y proveer de cuidados a los miembros del hogar. Ellas son responsables del uso y manejo cotidiano de los recursos que cubren las necesidades de sus familias. Tienen un rol importante, tanto en el hogar como en el ambiente, son las administradoras de los recursos y encargadas del manejo de la riqueza medioambiental que las rodea. Las mujeres interactúan diariamente con los recursos naturales y los ecosistemas.
Asimismo, las mujeres son las personas más afectadas antes los nuevos desafíos que está provocando el cambio climático alrededor del mundo. El aumento desmedido de la deforestación y el agotamiento de fuentes de agua obliga a las mujeres a recorrer distancias más largas, lo que las expone a violencia y les exige dedicar más horas de su tiempo en las tareas del hogar. Quitándoles horas para actividades más rentables que ayuden a su desarrollo personal y su independencia económica.
Las mujeres se convierten en víctimas del deterioro ambiental y pagan los costos de la contaminación cargando con la responsabilidad de sobrevivir ante las nuevas crisis producto del cambio climático, como sequias, lluvias a destiempo, inundaciones, huaycos, crecida de los ríos y del mar, entre otros desastres naturales producto de las variaciones en la temperatura del ambiente (Vázquez, 2003).
Por ello, es necesario abrir espacios para que las voces de las mujeres sean escuchadas y tengan una participación efectiva en espacios de diálogo y en la toma de decisiones. Las mujeres han demostrado su capacidad para gestionar los recursos y para adaptarse al cambio climático. Ellas desempeñan un papel esencial que garantiza la protección de ecosistemas frágiles y tienen la capacidad de gestionar de manera justa, eficiente y sostenible, los recursos naturales. Para que las mujeres tengan una participación efectiva es necesario generar condiciones adecuadas y fomentar el trabajo colaborativo en el hogar.
La equidad de género buscar eliminar estas diferencias y romper las barreras que impiden la igualdad de oportunidades económicas, políticas, de educación, de acceso a los recursos y a los servicios básicos. Asegurando las mismas oportunidades y beneficios para que todas las personas puedan desarrollarse sin perjudicar a ninguna de las partes. La equidad de género reconoce las necesidades, limitaciones, prioridades, y aspiraciones específicas de cada quien (Instituto Nacional de las Mujeres, 2003).
La relación de las mujeres con el ambiente como administradoras invisibles y el rol que desempeñan desde la posición de desventaja a causa del sistema de género dominante; ha hecho posible identificar distintas orientaciones sobre cómo abordar la relación de las mujeres, el género y el ambiente, denominadas ecofeminismo; mujeres y medio ambiente; y género, medio ambiente y desarrollo sustentable. El primero, afirma que todas las mujeres tienen una relación especial con la naturaleza. Unificándolas con el ambiente por el hecho de ser madres y cuidadoras de la vida sin considerar otras diferencias como la religión, clase social, edad, pertenencia étnica u otros factores. Asimismo, la experiencia bilógica (como la menstruación, el embarazo, el parto y la lactancia) y cultural (como el cuidado y crianza de los hijos) proporciona a las mujeres de un conocimiento para proteger al ambiente como una extensión de sus roles sociales basados en ideas históricas patriarcales (Nieves, 1998).
El segundo, mujeres y medio ambiente, señala el potencial de las mujeres como administradoras cotidianas de los recursos y destaca su vulnerabilidad frente a los cambios del ambiente por la dependencia de los recursos. Afirmando que al ser las mujeres las más afectadas por el cambio climático, son ellas a quienes se les debe considerar las más eficientes para abordar y superar estas crisis. Este enfoque centra a las mujeres como un recurso valioso y olvidado por sus características especiales como cuidadoras del ambiente (Nieves, 1998).
Finalmente, género, medio ambiente y desarrollo sustentable permite identificar las diferencias que existen entre las mujeres, resaltando el carácter social, histórico y cultural en el que se encuentran subordinadas y las relaciones que los diferentes grupos tienen con el ambiente que dependen de la localización, clase, etnicidad, estructura social y los diferentes ciclos de vida de las mujeres. En la participación ya no son vistas solo como víctimas del cambio climático sino también como consumidoras, usuarias y conocedoras de los recursos con experiencias y creatividad para el trabajo comunitario (Nieves, 1998).
Actualmente muchas peruanas conservan y protegen áreas y recursos naturales, tal es el caso de Julieta De la torre que a través del turismo conserva las lomas más extensas del Perú en Arequipa, llamadas ACP[1] Lomas de Antiquipa. Leyla Rimarachín, la bióloga y guardiana del ACP Bosque Berlín que protege 59 hectáreas donde se encuentran especies que no se ven en otra parte del mundo y que se encuentran amenazadas, como el mono choro de cola amarilla. Ema Tapullima, encargada de la protección del ACP Paraíso Natural Iwarati y organizadora de concursos de conservación, liderazgo y artesanía para impulsar el desarrollo de Puerto Maldonado.
Así mismo, encontramos a Cirila, fundadora de la Comunidad Indígena de Boca Isiriwe quien tiene una granja y participa de la producción sostenible de castañas. Mariluz Liuya, que está emprendiendo en el negocio de crianza de cuyes y gallinas en un galpón con materiales reciclados. Todas estas mujeres apuestas por el cuidado del ambiente, el cambio hacia el desarrollo sostenible y una economía verde. Al igual que los emprendedores que forman parte del directorio de Pymes Verde que buscan contribuir con el ODS 5, Igualdad de Género, de la Coalición por la Economía Verde en Perú (https://economiaverde.pe/pymes/ods/5-igualdad-de-genero/).
Las mujeres se han abierto camino a la hora de emprender. Por ello, es necesario seguir empoderándolas para que logren su independencia económica, tengan más iniciativas y reconozcan su liderazgo como modelos de emprendimiento. Aumentando su confianza a la hora de tomar decisiones en el mercado donde predominan modelos de emprendimientos masculinos. La autonomía económica de las mujeres por medio de herramientas, recursos y habilidades favorece el desarrollo de sus empresas y emprendimientos.
Este trabajo forma parte del proyecto “Agenda Perú: Repensando el rol del sector privado en el desarrollo sostenible” financiado por el Institute Development Research Center (IDRC).
Fuentes:
Bizkaia, (2016), Emprendimientos con perspectivas de género Buenas practicas, Recuperado de la página web: https://www.bizkaia.eus/home2/archivos/DPTO8/Temas/Informes%20y%20Publicaciones/Manual_buenas_practica_es.pdf?hash=a7a429f308c1c0cc62962a666d2967c7&idioma=CA.
CARE, (s.f.), El rol de las mujeres en el cuidado del medio ambiente, Recuperado de la página web: https://www.care.org.pe/blog/rol-mujeres-medio-ambiente.html.
Conservamos por Naturaleza, (s.f.), #8M: Mujeres por la conservación, Recuperado de la página web: https://www.conservamospornaturaleza.org/noticia/8m-dia-mujeres-conservacion/.
Instituto Nacional de las Mujeres, (2003), Equidad de género y medio ambiente, Recuperado de la página web: http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/100505.pdf.
Nieves, M., (1998), Género, medio ambiente y sustentabilidad del desarrollo, Recuperado de la página web: https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/5867/S9800082_es.pdf?sequence=1.
ONU Mujeres, (s.f.), La mujer y el medio ambiente, Recuperado de la página web: https://beijing20.unwomen.org/es/in-focus/environment.
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, (1998), II. El enfoque de género, Censos Agropecuarios y Género – Conceptos y Metodología, Recuperado de la página web: http://www.fao.org/3/x2919s/x2919s04.htm#bm4.3.6.
SPDA Actualidad ambiental, (2020, 8 de marzo), La mujer y su importante rol en la gestión de los recursos naturales, Recuperado de la página web: https://www.actualidadambiental.pe/opinion-la-mujer-y-su-importante-rol-en-la-gestion-de-los-recursos-naturales/.Vázquez, V., (2003), La gestión ambiental con perspectiva de género. El manejo integrado de ecosistemas y la participación comunitaria, Gestión y Política Pública, XII (2), Recuperado de la página web: https://www.redalyc.org/pdf/133/13312204.pdf
[1] Área de Conservación Privada