Reactivar no es regresar a lo que dejamos, sino al país que queremos
Por: Mario Bazán[1]
Las propuestas de reactivación no deben estar limitadas a cronogramas de reapertura. Muchas empresas no abrirán, o al menos no como venían funcionando. Esto permite ver las posibilidades de una manera más amplia. Algunas empresas seguramente regresarán a operar como lo hacían antes, pero implementando nuevos protocolos sanitarios. Otras empresas se transformarán, y algunos empresarios y emprendedores crearán nuevos modelos de negocio. Esto también implica que no todas las personas que han perdido sus trabajos los podrán recuperarde inmediato. Por lo tanto, el plan de reactivación debe ser más completo.
Considerando este nuevo panorama, proponemos cinco líneas de acción para invertir unos mil millones de dólares en incentivos: (i) incentivos para adecuar protocolos sanitarios a empresas; (ii) incentivos para la transformación de empresas; (iii) incentivos para la creación de nuevas empresas y nuevos modelos de negocio; (iv) estrategia de empleo temporal; y (v) inversión en infraestructura. Las cuatro primeras son para iniciar en el corto plazo, y la última, si bien se puede iniciar pronto, tendrá impactos de mediano y largo plazo.
El retorno. Los incentivos para adecuar protocolos sanitarios deben ser financiados por un fondo de US$500 millones. Se orientaría hacia todas las organizaciones que tienen que implementar adecuaciones en sus plantas para mantener el distanciamiento social entre los empleados, equiparse e implementar protocolos de saneamiento (control de temperatura al entrar y salir, indumentaria adecuada, test a sus empleados). El fondo lo manejaría PRODUCE o MINCETUR, a través de la aprobación de planes de adecuación hasta por un monto máximo de US$100 mil por empresa.
La transformación. Los incentivos para la transformación de empresas provendrían de un fondo de US$300 millones que estaría destinado a aquellas empresas que cambiarían su forma de producción, atención al público o distribución. El fondo puede ser utilizado para equipamiento, cambio de infraestructura, y digitalización de sus procesos y comercialización, entre otros. El fondo lo podría administrar Innovate Perú, y aceptaría planes de transformación productiva hasta por US$300 mil dólares por empresa.
Lo nuevo. Los incentivos para la creación de nuevas empresas y nuevos modelos de negocio requerirán una inversión de US$100 millones en conjunto. Se financiaría a través del programa StartUp Perú, para concursos de generación de ideas, desarrollo de prototipos, escalamiento y comercialización de nuevos negocios. El fondo lo gestionaría Innovate Perú. Estos nuevos negocios deberían incluir todas las medidas sanitarias necesarias y, se puede favorecer a aquellas propuestas que apuesten por el cuidado la sostenibilidad ambiental.
Lo necesario. El programa de empleo temporal estaría atendido por un fondo de US$100 millones. A través de las municipalidades provinciales de todo el país, urbanas y rurales, se financiaría personal temporal (hasta tres meses) para tareas de limpieza pública, seguridad y prevención de desastres. Los programas podrán pagar S/.50 por jornal de trabajo, con pagos semanales o quincenales, en los cuales se tendría que garantizar un mínimo de condiciones de seguridad y salubridad para operar.
Lo fundamental. Finalmente, la inversión en infraestructura no requiere un fondo nuevo, pero si adecuar los procedimientos de contratación para que las unidades ejecutoras (municipios, regiones y sectores) puedan presentar un plan de priorización para infraestructura de reactivación económica. Entre lo priorizado estaría toda la infraestructura propuesta para la prevención de desastres y mejorar las atenciones en salud.
Este trabajo forma parte del proyecto “Agenda Perú: Repensando el rol del sector privado en el desarrollo sostenible” financiado por el Institute Development Research Center (IDRC).
[1]Investigador Principal de FORO Nacional Internacional y docente de Sostenibilidad, Desarrollo y Ambiente de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.